7 de agosto de 2012

Y fue entonces, y solo entonces, en ese preciso instante, en ese intenso segundo cuando la cabeza me dio mil vueltas, cuando se me nubló la vista, y todo aquello que días atrás había contenido estalló en mi mente. Y lloré, lloré como nunca, como no lo habría querido hacer, delante de nadie, solo yo, y esas lágrimas que me limpiaban por dentro, curación al instante. 
Y fue cuando al escuchar esa canción que parecía escrita para ti, entre suspiros y recuerdos, me envolví en todo su aroma, me reí de todas las veces que había inspirado su perfume en las despedidas, muy muy fuerte, ese que me encantaba, y que quería que me durase hasta la próxima vez. Y no voy a negarlo, también maldije todos sus besos, negué todos sus te quiero, y dudé hasta de la última palabra salida de su boca.
Pero sin haber pasado una milésima de segundo, volví a ser yo, totalmente vulnerable a ti, y me vine arriba, sin motivos me comí el mundo en una carcajada. Porque sabía que tanto no se podía haber ido en tan poco, porque me vi fuerte, aunque tú me superabas por cien, pero tú y yo somos como las golondrinas, que queriendo o no solemos volver, y en este invierno tan frío será mejor resguardarse en el calor de lo de siempre, tiempo para volver a odiarte y a quererte a la vez, porque total, es una pérdida de tiempo evitarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario